MENTAL, LA UNIÓN DE
FILOSOFÍA ANALÍTICA Y
SINTÉTICA

“El análisis y la síntesis deben alternarse de manera tan natural como la inspiración y la espiración del aire” (Goethe)

“Cuando una verdad es necesaria, su razón puede ser encontrada por análisis, resolviéndola en ideas y verdades más simples hasta que lleguemos a aquellas que son primitivas” (Leibniz, Monadología)



Análisis y Síntesis

Análisis

La palabra “análisis” es de origen griego. Se compone de ana (separación) y lysis (disolución).

Existen muchas interpretaciones del concepto de análisis, siendo tres las más importantes:
  1. Descomposición.
    El análisis es la descomposición de un sistema en sus elementos componentes más simples y esenciales, a partir de los cuales es posible explicarlo o reconstruirlo. Esta es la interpretación dominante en filosofía analítica.

    La concepción del análisis como descomposición aparece en “Reglas para la Dirección de la Mente”, de Descartes (1627): “Si entendemos perfectamente un problema debemos abstraerlo de su concepción superflua, reducirlo a sus términos más simples y, por medio de una enumeración, dividirlo en las partes más pequeñas posibles”.

    En “El Discurso del Método” (1637), Descartes incluye cuatro reglas, en las que combina el análisis y la síntesis:

    1. Nunca aceptar algo como verdadero si no se tiene conocimiento evidente de la verdad.
    2. Dividir cada una de las dificultades en tantas partes como sea posible.
    3. Enfocarse en los objetos más simples y ascender poco a poco a lo más complejo.
    4. Revisar los puntos anteriores para asegurarnos que no dejamos nada fuera.

  2. Regresión.
    El análisis es el proceso de descubrir las primeras causas o los primeros principios de un sistema a partir de los cuales es posible fundamentarlo. Esta es la interpretación de los antiguos griegos: de los efectos a las causas.

    Para Platón, el análisis es la descomposición de lo complejo en formas ideales simples. Para Aristóteles, el análisis es la regresión a las primeras causas o principios: las categorías filosóficas.

  3. Transformación.
    El análisis de un sistema consiste en transformar dicho sistema en otro sistema más simple que facilite una mayor comprensión.

    Con la geometría analítica, Descartes transformó los problemas geométricos en problemas algebraicos, más fáciles de resolver: todo problema de geometría se puede reducir a un problema algebraico. Lo que Descartes (y también Fermat) hicieron con la geometría analítica, Frege y Russell lo hicieron con la filosofía analítica: el análisis lógico del lenguaje.

Síntesis

La palabra “síntesis” deriva del griego synthesis, que significa “composición”. La síntesis es la reunión de las partes integrantes de un sistema en un todo, en una unidad.

En la interpretacíón del análisis de un sistema como descomposición está implícita la síntesis, pues se dice que a partir de los componentes más simples es posible explicarlo o reconstruirlo. Por lo tanto, el análisis siempre está conectado con la síntesis. La síntesis no puede existir sin análisis previo, y de nada sirve el análisis sin el retorno al sistema original.

En la interpretación del análisis como descomposición, lo contrario (la síntesis) es la composición. En la interpretación del análisis como regresión, lo contrario (la síntesis) es la progresión.

Análisis y síntesis son los dos medios más poderosos de conocimiento y se necesitan mutuamente. Están asociados a los dos modos de conciencia de los hemisferios cerebrales: análisis, hemisferio izquierdo; síntesis, hemisferio derecho.

La unión de análisis y síntesis constituye uno de los fundamentos de la conciencia en su aspecto de unión de opuestos: general-particular, simple-complejo, unidad-multiplicidad, concreto-abstracto, contingente-necesario, superficial-profundo, etc.

En general, el análisis es un proceso descendente: de lo general a lo particular. La síntesis es el proceso contrario: de lo particular a lo general. El proceso creativo está asociado a la síntesis, al combinar elementos o conceptos sin aparente relación entre sí. El método analítico es un método de descubrimiento.

La ciencia utiliza el método sintético (ascendente): de los hechos particulares a los generales, de los hechos concretos a las abstracciones y a las leyes. La filosofía del lenguaje utiliza también el método analítico, descendente.

En la introducción de Crítica de la Razón Pura, Kant utiliza los términos “analítico” y “sintético” para clasificar los juicios: También Kant, en la misma obra, define las sentencias a priori y a posteriori.
La Filosofía Analítica

La filosofía analítica es una forma de hacer filosofía basada en el análisis del lenguaje en el que se formulan los problemas filosóficos. Muchos problemas filosóficos están mal planteados o distorsionados debido al carácter ambiguo o poco preciso del lenguaje ordinario utilizado. El proceso analítico del lenguaje permite comprender y aclarar el problema, o bien rechazarlo al descubrir que no existía tal problema porque estaba mal planteado.

Para los seguidores de la filosofía analítica, el lenguaje no es el tema central de la filosofía, sino un instrumento o un método que permite abordar adecuadamente los problemas filosóficos. La filosofía no es un saber con contendidos propios, sino una disciplina de segundo orden, pues no estudia directamente la realidad, sino que su objetivo es analizar los saberes de las ciencias mediante el análisis lógico-lingüístico.

En filosofía analítica hay dos corrientes diferenciadas, según el tipo de lenguaje a utilizar:
  1. La filosofía del lenguaje corriente.
    Trata de analizar el lenguaje corriente para identificar las estructuras más profundas y esenciales, identificar las formas lógicas, eliminar ambigüedades y aclarar los conceptos. Todo ello orientado a plantear los problemas filosóficos de una manera más clara. La filosofía como la clarificación lógica de los pensamientos.

  2. La filosofía del lenguaje ideal o filosófico.
    Trata de desarrollar un lenguaje ideal, lógico y perfecto con el que plantear y representar de manera nítida los problemas filosóficos. Para ello busca un conjunto de primeros principios o conceptos básicos, primitivos o esenciales, así como sus mecanismos combinatorios, a partir de los cuales derivar los demás conceptos. Es decir, clasificar los conceptos en primitivos y derivados. Y trata de buscar las formas lingüísticas lógicas ideales para expresar esos conceptos. Con este lenguaje ideal, los problemas filosóficos (y también los científicos) se plantearían con absoluta precisión.
La filosofía analítica se puede considerar que empieza con la antigua filosofía griega, principalmente con Aristóteles, cuando éste formula sus categorías filosóficas analizando las estructuras del lenguaje griego. Desde ese momento, la filosofía se considera la disciplina más elevada, pues investiga los principios más fundamentales de todo.

Pero la filosofía analítica nace formalmente en el siglo XIX con el desarrollo de la lógica moderna −también llamada “simbólica” o matemática”− por parte de Frege, y a principios del siglo XX con los trabajos de George Edward Moore, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, al aplicar esta nueva lógica formal en el análisis del lenguaje. Frege fue el pionero al introducir la lógica de predicados.

Russell era partidario de aplicar la lógica formal a la filosofía, por lo que a veces la filosofía analítica se identifica con la lógica formal. Para otros autores, la lógica formal es independiente de la filosofía.

Russell y Whitehead (entre 1910 y 1913) intentaron fundamentar la matemática mediante un conjunto de principios lógicos y utilizando la lógica formal. El resultado fue su obra Principia Mathematica. Russell intentó adoptar también la lógica matemática como herramienta con la que creía poder aclarar la estructura subyacente de los problemas filosóficos. Intentó crear un lenguaje ideal, lógico y perfecto para el análisis filosófico, un lenguaje que estaría libre de las ambigüedades del lenguaje ordinario. Para ello, buscó lo que denominó “átomos lógicos”, los elementos lógicos fundamentales, a partir de los cuales (por combinatoria) se podrían construir proposiciones con significados claros.

El primer Wittgenstein −el del Tractatus Logico-Philosophicus, obra publicada en 1921− fue también, como Russell, un filósofo analítico del lenguaje ideal. Según Wittgenstein, los filósofos hacen un uso inapropiado del lenguaje, enuncian proposiciones sin sentido (pseudoproposiciones) y utilizan términos sin referentes. Los problemas filosóficos son el resultado de malinterpretar el lenguaje ordinario. Cuando se aclara el lenguaje, los problemas filosóficos desaparecen. Los errores filosóficos proceden de nuestro “encantamiento” por los juegos del lenguaje, cuyas reglas no están determinadas, ya que es la propia filosofía la que pretende establecer las reglas, por lo que se produce un círculo vicioso. El lenguaje es el medio para fundamentar el conocimiento del mundo. La única forma de resolver los problemas filosóficos es comprendiendo el lenguaje y su funcionamiento. La filosofía no es un saber ni una teoría; la filosofía es una actividad basada en analizar y aclarar el lenguaje.

La filosofía analítica alcanza su cénit con el positivismo lógico (también llamado empirismo lógico, neopositivismo o neoempirismo) del Círculo de Viena, con su rebelión contra el idealismo y la metafísica. Este movimiento se inspiró principalmente en el Tractatus de Wittgenstein (el primer Wittgenstein): Posteriormente, con el segundo Wittgenstein (el de "Investigaciones Filosóficas"), la filosofía analítica dio un giro hacia el análisis del lenguaje ordinario, al considerar que éste contiene una gran variedad de ideas en sus usos reales y prácticos en los diferentes ámbitos. Son los famosos ”juegos lingüísticos”, según la denominación de Wittgenstein.


El atomismo lógico de Russell

Bertrand Russell denominó “atomismo lógico” al sistema que formuló por primera vez en una serie de conferencias que impartió en Londres en 1918. Cuando se publicaron [Russell, 1974], en el prefacio reconocía que se había inspirado en ideas de Wittgenstein. El sistema de Russell se basa en las ideas siguientes: El atomismo lógico de Russell surgió como reacción al idealismo absoluto de Hegel. Según Hegel, solo lo absoluto es real; todas las cosas singulares son solo apariencias, manifestaciones de una única realidad profunda, indivisible y absoluta; el todo es el objeto principal del conocimiento; el conocimiento de las partes es solo una abstracción del conocimiento de la totalidad; el absoluto se manifiesta bajo las formas de la naturaleza (el mundo externo) y del espíritu (el mundo interno).

Russell, siguiendo los pasos del filósofo George Edward Moore −que fue compañero suyo en la Universidad de Cambridge−, adopta una posición realista, opuesta al idealismo absoluto hegeliano: la realidad es lo plural y tras el conjunto de todas las cosas singulares no se esconde ningún principio unificador, solo relaciones lógicas.

La filosofía del conocimiento de Russell pasó por tres fases. En su juventud fue idealista. Luego se hizo realista-empirista, cuando elaboró la teoría del atomismo lógico. En su última etapa (1919) adoptó un “monismo neutral”, sosteniendo que el mundo físico y mental se podían reducir a una esfera neutral: el mundo consta de un solo tipo de sustancia que no es ni física ni mental.

La filosofía del atomismo lógico de Russell es heredera de los trabajos de Boole y Frege (ambos del siglo XIX) y de Principia Mathematica, los tres libros de Whitehead y Russell publicados entre 1910 y 1913: Russell creía firmemente que el lenguaje era la clave para la comprensión del mundo, que el lenguaje lógico era la principal herramienta del filósofo para expresar con claridad la estructura esencial de los problemas filosóficos, que el lenguaje matemático era un subconjunto del lenguaje lógico, y que los fundamentos de las matemáticas se encontraban en la lógica. El objetivo de Russell era establecer un fundamento lógico, lingüístico y epistemológico coherente de la realidad.

El atomismo lógico de Russell resultó claramente inviable en la práctica, pues fue imposible elaborar una técnica o procedimiento general para capturar todos los átomos lógicos. La base era demasiado amplia; era infinita. El propio Russell dudó finalmente del principio de isomorfismo de ese lenguaje ideal, aunque siempre sostuvo que la estrategia a seguir debería ser siempre el reducir las cosas a sus componentes más simples. Seguía así la tesis de Leibniz de que lo complejo debe descomponerse siempre en elementos simples.


El atomismo lógico de Wittgenstein

La visión del atomismo lógico de Wittgenstein es bastante diferente de la de Russell, aunque Wittgenstein nunca empleó la expresión “atomismo lógico”.

Para el primer Wittgenstein (el del Tractatus): El segundo Wittgenstein, el de su publicación póstuma (1953) “Investigaciones Filosóficas”, renuncia a la concepción especular del lenguaje, es decir, cuestiona la correspondencia única entre realidad y representación: Wittgenstein, por lo tanto, sustituye la teoría figurativa del lenguaje por la teoría pragmatista de los juegos del lenguaje. Sustituye una visión profunda del lenguaje por una visión superficial del mismo. También renuncia (como hizo Russell) al atomismo lógico. No es posible poner de manifiesto los constituyentes últimos de la realidad.

Wittgenstein decía: “¡No pienses, mira!”, indicando que no hay que buscar ni reflexionar sobre un lenguaje ideal, sino observar cómo se utiliza el lenguaje corriente. Wittgenstein se decanta así por lo superficial, renuncia a lo universal, a la unidad de la conciencia, a lo profundo, a la síntesis. Pues el uso implica diferenciación, dispersión y superficialidad.


La filosofía analítica en matemática

En la matemática se ha aplicado el método analítico (descendente) para intentar llegar a los conceptos esenciales con los cuales fundamentarla.

El origen del análisis se puede situar en la antigua geometría griega, en los Elementos de Euclides. Pero el paso crucial fue la invención por parte de Descartes (y también de Fermat) de la geometría analítica, que reducía los problemas geométricos en problemas algebraicos, más fáciles de resolver.

La aplicación del álgebra en el contexto de la teoría de funciones condujo a Newton y Leibniz al cálculo diferencial e integral, llamado simplemente “análisis”.

También se ha utilizado el método sintético (ascendente) basado en la abstracción y la generalización. Gracias a este método se ha llegado a conceptos como número, conjunto, función, etc.


Filosofía Sintética

Lo sintético en filosofía

Hegel y Leibniz son los grandes “sintetistas”. Ambos buscaban superar dicotomías y oposiciones mediante su unión o síntesis.

La síntesis de Hegel es ascendente, basada en la triada tesis-antítesis-síntesis. La negación o contradicción es un factor del desarrollo del espíritu. Gracias a la negación puede surgir un nuevo tipo de unidad que trasciende y supera los opuestos.

La síntesis de Leibniz es descendente: todo proviene de una fuente única. Hay una unidad fundamental en la multiplicidad. “La pluralidad es un disfrute para nosotros, pero solo cuando conduce de vuelta a la unidad”. Es ver lo universal en lo particular, pues todo proviene de la unidad. También contempla la síntesis asociada a la combinatoria: “La combinación es la lógica de la invención”. Leibniz debe sus descubrimientos más originales al método sintético, que intenta ver lo universal en lo particular.


La filosofía sintética en matemática

La filosofía sintética en la matemática surge como contrapeso o reacción a los problemas de la filosofía analítica, entre ellos: La filosofía sintética de la matemática contemporánea se centra principalmente en dos temas: la teoría de categorías y los haces (sheaves).

Albert Lautman es quizás el filósofo más original de la matemática moderna. Prefiguró el camino de la teoría de categorías, que nació pocos años después de su muerte.

Alexander Grothendieck revolucionó la matemática con sus conceptos extraordinariamente abstractos y generales, como la teoría de topos, los haces, los esquemas y los motivos. La matemática contemporánea emerge fundamentalmente de la obra de Grothendieck. Los conceptos de Grothendieck eran de tipo vertical, donde lo genérico o global (las categorías) se conectaban con lo específico o particular, en un proceso continuo de ascenso y descenso. También eran de tipo horizontal, basados en dialécticas o polaridades.

Su obra es extraordinariamente compleja, pero paradójicamente buscaba los arquetipos matemáticos últimos (o protoconceptos) de los que surgen todas las estructuras matemáticas (topos, esquemas, haces, etc.), conectando las formas fundamentales y las estructuras. Su preocupación era definir conceptos “nítidamente naturales”. Una de sus pasiones era “nombrar” los conceptos como un medio para aprehenderlos. Buscó también los invariantes de las formas, que son las cohomologías.


MENTAL, la Uníon de la Filosofía Analítica y la Filosofía Sintética

MENTAL es una filosofía analítica y también una filosofía sintética.

Adenda

El origen del término “filosofía sintética”

El término “filosofía sintética” fue utilizado por primera vez por Herbert Spencer para designar una filosofía universalista.

Spencer fue un polígrafo (una persona que cultiva y escribe sobre diferentes temas y que en inglés se denomina un “polymath”). Spencer escribió sobre ingeniería, biología, filosofía, psicología, antropología, sociología, literatura, economía, ética y teoría política.

En su obra de 11 volúmenes “Filosofía Sintética” intentó sistematizar todo el conocimiento dentro del marco de la racionalidad de la ciencia moderna y en términos de unos primeros principios: Spencer tenía el mismo objetivo que Comte: unificar todas las ciencias. Pero, al contrario que Comte (que enfatizaba la unidad del método científico), Spencer basaba la unidad del conocimiento científico en la reducción de todas las leyes naturales a una única ley fundamental: la ley de la evolución.

Spencer no generalizó la teoría de Darwin. Ni siquiera la aceptaba. Propuso una versión del lamarckismo: los órganos se desarrollan con su uso y esos cambios se transmiten de una generación a otra. Spencer era defensor de la libertad y contrario a toda forma de intervención del Estado. Fue el intelectual más famoso de su época, pero hoy día es una figura casi olvidada.


El Tractatus Logico-Philosophicus, de Wittgenstein

Es una de las obras emblemáticas de la filosofía en general y, en particular, de la filosofía del lenguaje y de la filosofía de la lógica. Desde su publicación en 1921 ha sido ampliamente debatido. Está estructurado en forma de breves sentencias, a veces crípticas, pero siempre inspiradoras. La obra tuvo una gran influencia en el positivismo lógico del Círculo de Viena y, en general, sobre la filosofía analítica.

El Tractatus fue elaborado por Wittgenstein a partir de sus notas escritas entre 1914 y 1916, mientras servía como soldado durante la Primera Guerra Mundial, y mejorado por la correspondencia mantenida con Bertrand Russell, George Edward Moore y Keynes. Apareció inicialmente bajo el título de “Logisch-Philosophische Abhandlung” y posteriormente en inglés, con el título en latín. Es una obra breve (alrededor de 70 páginas) pero ha dado lugar a muchas interpretaciones en lógica y filosofía del lenguaje, incluso de tipo místico.


George Edward Moore

Fue un filósofo británico, compañero de Russell en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, y catedrático de filosofía en esta universidad, cátedra que heredó Wittgenstein cuando Moore se jubiló.

Moore lideró el ataque contra el idealismo imperante de su época (representado por sus profesores Francis Herbert Bradley y John M. Ellis McTaggart), convirtiéndose en el principal defensor del realismo, arrastrando a Russell a sus posiciones. En 1903 publicó “Refutation of Idealism”.
El idealismo

En filosofía, el idealismo es la doctrina que considera que las ideas de la mente, la razón o espíritu son el elemento fundamental de la realidad, y que lo que conocemos directa o inmediatamente son nuestras ideas, no las cosas materiales. Lo contrario del idealismo es el materialismo.

Platón es el gran precursor de esta filosofía a nivel trascendental al afirmar que existe un mundo real de Ideas o formas, cuyas proyecciones, sombras o manifestaciones producen la aparente realidad material.

Kant, con su idealismo trascendental, establece que el sujeto construye el conocimiento a partir de las categorías a priori del entendimiento (las categorías filosóficas) y de la sensibilidad (espacio y tiempo). La cosa en sí, el noúmeno, es incognoscible.

Con Hegel, y su idealismo absoluto, se alcanza la cumbre del idealismo filosófico:
El monismo neutral

El término “monismo” se refiere a la postura filosófica que sostiene que la realidad está constituida por solo una sustancia primitiva. Según la naturaleza de esa sustancia, hay un monismo materialista (el principio es la materia) o un monismo idealista (el principio es el espíritu o la mente). Frente al monismo está el pluralismo: la realidad se fundamenta en varios principios.

El “monismo neutral” es una doctrina filosófica que afirma que la realidad está constituida por una sola clase de sustancia, que no es ni mental ni física, sino de carácter neutral.
Bibliografía